No se puede frenar el mar
No se puede frenar el mar.
El amor tampoco.
Ni las ganas de saltar cuando estamos alegres,
o la risa cuando se contagia.
No se puede frenar el mar
cuando inunda el salón.
Y la única opción es dejarse llevar.
Unir las manos.
Lanzarse al vacío,
a la vida.
Porque no se puede frenar el mar.
Ni a nosotros tampoco.
—
2021